Desde la ventana de mi departamento tengo dos vistas. Hacia el este están las montañas, y hacia el oeste la carretera I-15 y atrás el Lago Utah. Esta última, más de una vez, me ha provocado cierta nostalgia, ya que, me recuerda mucho mi ciudad "natal" Concepción (natal entre comillas, porque yo nací en Brasil, pero me siento tan penquista que me hago la idea de que nací en Concepción, y en la antigua Clínica Francesa). Me recuerda Concepción, por su parecido con un sector del río Biobío, y aunque el Lago Utah no tiene ningún puente, a veces me da la impresión de que al otro lado está San Pedro de la Paz y Santa Juana.
Además de traerme recuerdos de un lugar que quiero tanto, el Lago Utah es un lugar que me inspira paz. Quizás sea porque en los días más difíciles, en los que mi hijo Samuel lucha contra el sueño, y se niega a dormir, aunque a la vez ya no puede más estar despierto, mi única salida es colocarlo en el auto y andar por alguna calle que no tenga semáforos. Es ahí cuando me incorporo a la calle que bordea el lago, y él finalmente se rinde. Él duerme, y yo disfruto el paisaje.
El Lago Utah es uno de los mayores lagos de agua dulce de EEUU. No es el Salt Lake (Lago Salado). Tiene una superficie de 392 km2, una longitud de 38,3 km, una anchura máxima de 20,4 km y es relativamente poco profundo. Su profundidad máxima es de un poco más de 4 metros, y su profundidad promedio es de un poco más de 2 metros. Sin embargo, he sabido de gente que entró al lago a bañarse, y caminó harto y el agua no pasaba de la cintura. Yo no he entrado al lago a bañarme, porque sinceramente me da asco. El suelo es muy barroso y la orilla tiene muchos insectos en el verano. Además, en ciertos sectores, pareciera que aumenta su turbidez. Dicen que es debido a su poca profundidad, y que los vientos agitan fácilmente los sedimentos del lago. Si son sedimentos del fondo del lago, o guarisapos, o basura, o minerales rejuvenecedores, no sé, pero no me bañé ni me bañaré, a menos que esté dentro de un barco, y por alguna razón alguien se cae del barco y me toque rescatarlo.
En fin, lo que me gusta no es el sabor del agua, ni su turbidez o nitidez, ni su profundidad, sino que el paisaje en su conjunto. Tengo algunas fotos del verano, invierno nevado, y casi primavera. Es lindo en todas las estaciones, y es mi lugar de descanso en mis momentos de estrés.
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