Continuando
con Río de Janeiro, sigue lo que hice el último día del año 2012,
fui al Pão de Açúcar y pasamos la noche de año nuevo en la playa
de Copacabana.
Como
escribí anteriormente, la mejor forma de llegar al Pão de Açúcar
es mediante el transporte público, debido a que funciona bien (según mi experiencia en un día agitado como el 31 de diciembre), y
también por la dificultad de encontrar un lugar para estacionarse
cerca de puntos turísticos de Río de Janeiro. Creo también que el
transporte público te muestra la ciudad y sus habitantes tal como
son, como se comportan en su rutina, y como es su trato con
extranjeros. Tampoco se trata de hacer juicios morales, sino de
conocer los lugares mas allá del paisaje que las postales
ya te mostraron, aún antes de llegar allá (cómo llegar).
Al llegar al lugar nos encontramos con una enorme fila para entrar el "Bondinho", en cada bondinho caben 63 personas.
Al llegar al lugar nos encontramos con una enorme fila para entrar el "Bondinho", en cada bondinho caben 63 personas.
Como pueden imaginarse, hacía mucho calor, y la gente tomó las precauciones. Yo no. Si alguna vez quieres ir a Río en el verano, no tomas desayuno, esperas mucho en una fila a todo sol, y tomas poca agua para todo lo que transpiras, te puedes sentir mal, al punto de casi desmayar. Yo creía que la gente dice que se va a desmayar para llamar la atención, hasta que lo viví, y ahora les creo.
Continuando con el paseo, nos subimos al Bondinho, y llegamos al Morro da Urca. Allá hay negocios de comida, chalas, recuerdos, helados y baños. Creo que también hay un restaurant o algo así, pero estaba cerrado, porque estaban preparando una fiesta de año nuevo para esa noche. La vista desde ese cerro es linda.
Después de pasar casi una hora en el Morro da Urca, nos subimos a otro teleférico para llegar al Pan de Azúcar. Es todo por el mismo precio.
Para finalizar, dejo con ustedes un video de los fuegos artificiales de la playa de Copacabana, de la noche de año nuevo. Había mucha gente y, en su mayoría, vestidos de blanco con dorado. Vestirse con esos colores es una tradición en Brasil, así como es una tradición saltar 7 olas del mar.